Ayes Tortosa

pero, ¿qué dirán de mí?

Le gustaba trabajar de equilibrista,
andando por cornisas y entre nubes.
Pregonera de barrios y jardines,
quiso ser de diarios, columnista.
Pero sólo llegó a coleccionista
de arañas, paraguas, calcetines,
y de cuentos, versos y refranes,
que iba anotando en una lista.
Nunca fue una buena cocinera,
pensando y dibujando garabatos,
se le pegaban siempre las lentejas.
Pero fue una buena madre, a su manera,
amó a los animales y a los gatos.
Y un buen día, se marchó sin una sola queja.

¿MI CURRICULUM?

Soy maestra de escuela sin escuela.

Periodista de noticias cotidianas (tan cotidianas que a casi nadie le importan).

Y he llegado a ser una cocinera mediana.

Pero sigo con la lista:

Ejerzo como médico de niños (tan sólo si las recetas son libros).

Y, de esto me enorgullezco, trabajo desde mi infancia como lectora profesional, a jornada abierta, continua y permanente. En turnos de mañana, tarde y noche.

Y soy poeta, eso dicen. (Aunque jamás he sabido en qué consiste esta profesión, ¿habría que llamarle vocación?).

Dejo para el final aquello de lo que presumo, y a lo que me entrego con tesón:

Empresaria familiar, que supe encontrar un buen socio (del casting se encargó mi corazón).

¡Ah!, se me olvidaba, me convertí en inversora, pero tan a largo plazo, que no sé si veré los beneficios.

Sé que debería de poner al rellenar el currículum, todo lo que decidí no ser, y forma parte también de lo que sin duda soy. Pero sería una lista tan larga, que mejor la escribo en otra ocasión.
En definitiva y en resumen:

con tiempo y dedicación he llegado a ser una gran profesional de trabajos sin remuneración…

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