Oscar Wilde decía que la literatura no es moral ni amoral, simplemente está bien o mal escrita.
Como incondicional que soy del escritor irlandés, suscribo sus palabras. Por eso la novela de Rohan O´Grady (seudónimo de la canadiense June Skiner 1922- 1.994) en la que aparecen dos mocosos (en el mejor sentido de la palabra) de 9 y 10 años, y el perverso y maquiavélico tío de uno de ellos, me parece un dechado de moralidad, es decir de exquisito y buen hacer literario.
Es un verdadero disfrute leer este libro ambientado en una pequeña y remota isla de la costa canadiense, llena de adorables ancianitos y donde la autoridad la ostenta un Policía Montado de Canadá (bastante benevolente y romántico).
Cada página, cada renglón de este libro recrea una atmósfera que nos atrapa y nos lleva a paraísos de una infancia exquisita y ¿por qué no?, bastante gamberra (también en el mejor sentido de la palabra). Y nosotros lectores adultos, nos dejamos atrapar de la misma manera que de niños nos atrapaba una buena merienda de la abuela, o una fresca habitación en penumbra, a la hora de la siesta, después de habernos dado un baño a pleno sol, por la mañana en la playa.
Sí, así es este libro y así son también todos y cada uno de sus personajes, maravillosamente irreverentes y llenos de una personalidad aplastante. Retratos que el mismísimo Flaubert, de haber vivido unos cuantos años después, hubiera enmarcado para su biblioteca.
Confieso que hasta el presente año, en que he tenido el placer de que mi hija, me lo haya dado a conocer no sabía de la existencia de este libro. Y qué gran sorpresa en el crepúsculo de la vida, cuando de pronto cae entre tus manos un libro así: sin ninguna intención didáctica, ni comercial, ni de hacer proselitismo. Tan sólo se entrevé el disfrute de quien lo ha escrito, algo que por ende se comunica al lector.
Por no haber, ni siquiera hay una intención clasificatoria, tal es así que, en esa necesidad de críticos y editoriales, el libro (que allá por los noventa se llevó a la pantalla y que se había convertido en un objeto de coleccionista), tras tres décadas de relativa oscuridad, volvió a un primer plano de la actualidad, a raíz de un artículo aparecido en 2009 en la revista The Believer, en el que se le consideraba un tesoro perdido de la literatura crossover (esa literatura inclasificable y de la que cada vez se habla más).
Pero ¿qué es la literatura crossover? ¿Qué significa el término crossover? Pues a eso es a lo que íbamos:
La palabra crossover viene a denominar todas aquellas cosas que están cruzadas o mezcladas. Así, puede haber: un crossover cromosómico, que es un intercambio de material genético entre cromosomas homólogos. Un crossover musical, se refiere a la fusión de música clásica con música popular. Un crossover ficcional (y nos acercamos a la literatura), en el que dos o más personajes, historias, entornos, universos… separados, se encuentran e interaccionan entre ellos. En el mercado automovilístico, se usa el término crossover para referirse a un vehículo todoterreno que es deportivo y utilitario al mismo tiempo. El crossover es también un movimiento del juego del baloncesto, que consiste en amagar una carrera con el balón hacia un lado para, aprovechándose de la reacción del defensor, pasarle por el otro lado. También se atribuye el término, a cantantes latinos que se lanzan al mercado internacional cantando en inglés… En fin, “pastiches”, mezcolanzas.
¿Y a qué tipo de afinidades se refiere la literatura crossover? Pues se refiere fundamentalmente a la edad de los destinatarios de esos libros.
Se habla de “crossover books”, para designar a los relatos que llegan indistintamente a un público jóven o adulto, intencionadamente o no. Y de “crossover writers”, para los autores que publican libros para uno u otro público.
A veces la expresión se usa para designar libros que son editados tanto en colecciones juveniles como en colecciones para adultos. Sucede por ejemplo con relatos cortos de algunos autores, con cuentos populares o con los mismos libros de Harry Potter (que se publican con dos cubiertas distintas, idea que comenzó una editorial norteamericana para que los lectores adultos pudieran leerlos en los transportes públicos sin sentir vergüenza). Pero este fenómeno no es de ahora (con libros como el citado Harry Potter, Los juegos del Hambre, Crepúsculo…). Es algo que ha ocurrido siempre y por cierto en muchas ocasiones la edad se ha invertido, pues libros que iban destinados a los adultos, terminaron convirtiéndose en clasicos infantiles y juveniles (pensemos en “Alicia a través del espejo”, “Los viajes de Gulliver”. “oliver Twist”, “Robison Crussoe…)…
En fin un cruce de edades y de gustos de ahora y de siempre. Algo que requeriría un analisis apasionado de libros de unas y otras edades que se han ido ¡afortunadamente cruzando!, pero sería demasiado extenso en este artículo, así que como diría Kipling, es una historia que merece ser narrada en otra ocasión. Pues los crossover no son en absoluto una novedad.
Lo que acaso sí lo sea es la reactivación y utilización del término. ¿Por qué se ha puesto de moda?
Quizás para valorizar lo que antes se consideraba, de una manera un tanto marginal, literatura infantil y juvenil. También porque acaso haya hoy día una mayor conciencia entre autores y lectores de esa falta de fronteras, de ese carácter inclasificable de los libros. Y también ¿Por qué no decirlo?, según las malas lenguas hay una razón puramente comercial, que es la de conseguir una mayor difusión y un público más amplio (de cualquier manera, los lectores no son tontos). Motivos cruzados, motivos crossover.
Lo cierto, y permítanme mi particular conclusión, es que si analizamos todos los libros pasados , presentes y futuros que pueden ser leídos y de hecho han sido leídos por lectores de todas las edades, indistintamente de a quien estén dirigidos, nos damos cuenta de que hay dos clases de lectores adultos: los lectores crossover y los que solamente leen novelas históricas.
Y ¿qué es un escritor crossover (writercrossover)?: Aquel que aún conserva un alma un tanto “gamberra” (en el mejor sentido). Un alma dispuesta a asombrarse por todo, igual que los niños. Aquel que como Rohan O´Grady, quiere pasar un buen rato y quiere hacerlo pasar a los lectores sin plantearse en absoluto para que edad va dirigida su novela.
¡Cuestión de calidad!
Ayes Tortosa
Primavera 2017